Partida de Pablo García
La semana pasada tuve la triste noticia de la muerte
de Pablo García. Fue muy sorprendente,
había recibido un correo suyo hace tres semanas enviándome la versión final de su
texto para nuestro segundo libro, y la próxima semana que voy a Buenos Aires,
tenía planeado verme con él para seguir coordinando cosas.
A Pablo lo conocí hace tres años, me lo presentó
la querida amiga Verónica Zubillaga.
Estábamos organizando el primer coloquio El malestar social y las angustias de existir, que trataba de ser
un espacio para reflexionar sobre las dinámicas de la sociedad actual desde
distintos puntos de vista, y Verónica sugirió ampliamente que invitemos a
Pablo. Fue un descubrimiento muy
grato. En el encuentro presentó una
lúcida ponencia que abría la primera sesión: “La mirada de los otros:
subjetividad y sufrimiento”. Confieso
que me sentí impresionado. Desde su
visión de filósofo, Pablo construía una discusión clara y elegante sobre el
sufrimiento personal y social. Su
economía de la palabra iba acompañada de su lucidez; en pocas páginas -transitando
por autores clásicos- nos invitaba a una reflexión existencial compleja, pero
accesible, práctica poco común en filósofos y que agradecemos los
sociólogos. Este primer texto se publicó
en nuestro libro colectivo El nuevo
malestar en la cultura.
El pequeño grupo promotor del coloquio se
constituyó rápidamente, y Pablo se convirtió en uno de los pilares. Quedó claro que el encuentro “sabía a poco”,
o mejor dicho, abría una agenda amplia de discusión que no se podía agotar en dos
días. Comenzamos así dos ideas: la
creación de un laboratorio internacional de investigación y continuar regularmente
con nuestros intercambios. Al año
siguiente, volvimos a la misma tarea: el encuentro se llamó La incertidumbre y las estrategias de
sentido. Pablo presentó otra
ponencia: “Estrategias de sentido, capacidades dialógicas y tecnología”. Nuevamente hacía gala de su capacidad de
tránsito entre la construcción del argumento filosófico y la observación de los
problemas empíricos de la sociedad. Por
último, el año pasado repetimos la aventura, el coloquio ahora reflexionó sobre
el tema de la Creatividad cultural y social
emergente; Pablo como siempre participó con su reflexión, ahora titulada “Escrito
en el cuerpo: el cuerpo como registro de la memoria del sufrimiento”.
El involucramiento de Pablo con el proyecto
intelectual en curso fue mayor, los tres libros fruto de los coloquios tienen
un capítulo suyo, y decidió asumir la coordinación del cuarto a llevarse a cabo
en Argentina, precisamente en agosto del presente. Los caprichos de la vida, siempre
incomprensibles, no lo permitirán.
Les decía que la última comunicación de Pablo
fue hace unas semanas enviándome su artículo para el libro La incertidumbre y las estrategias de sentido que próximamente será
publicado por el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM; él era uno
de los coordinadores generales de la obra.
Voy a proponer que el libro sea dedicado a su memoria. Pablo ya no nos acompañará, pero seguiremos recordándolo;
sus escritos y entusiasmo seguirán siendo alimento para continuar empujando
este carruaje de las ideas que él supo bien impulsar. Descanse, Pablo Sebastián García, descanse en
paz.
Hugo José Suárez
Comentarios
Saludos, Monique.
Su descripción refleja a la perfección a Pablo Sebastián García. Agradezco sus palabras.
Rosario Salinas